"Paseando esta tarde por la muralla de tierra el Alcalde de A... se ha acercado á él un sugeto preguntándole si sabia alguna casa barata porque acababa de llegar á Barcelona y no sabia adonde ir. El bueno del Alcalde le ha contestado que él vivía en la calle tal, y que estaba contento del trato que se le daba; de consiguiente, si quería le acompañaría y vería si le acomodaba. Accediendo á ello su improvisado compañero, marchaban juntos hácia la calle de Robador, cuando se ha presentado en la escena un tercer personaje, que acercándose á ellos, les ha preguntado medio en Catalan medio en castellano si sabían dónde vivía el Cónsul mejicano, porque tenia 40 duros en moneda de aquel pais y nadie quería cambiárselos. El bueno del Alcalde, que aunque de un pueblo cerca de Fulleda no es por cierto lerdo, accediendo á los ruegos del americano y del compañero, ha consentido en cambiar la moneda, é iba á registrar los bolsillos para sacar de ellos la plata cuando los dos le han dicho que no corría tanta prisa, y que supuesto era temprano podrían salir á dar una vuelta por el glasis, como en efecto lo han hecho. Llegados á él se han sentado, y el americano ha dicho al Alcalde que empezase á contar su dinero, pues supuesto que no hacían nada lo cambiarían entonces. No recelando nada ha sacado su plata, y mientras la contaba, los otros des han sacado una baraja y se han puesto á jugar. Comparece de repente una tercera persona con una pistola en la mano intimando á todos la orden de darse presos por jugadores, á cuya voz los dos primeros han echado á correr; pero el Alcalde, conociendo la treta, se ha propuesto seguir al supuesto agente de policía; pero habiéndose metido en una casa de dos puertas ha desaparecido, y el Alcalde de A... se ha quedado sin sus 40 duros. Ha producido su queja al Sr. Comisario Serra, y es de esperar que este señor descubrirá los actores de este drama, pues ha tomado medidas muy acertadas en nuestro concepto para conseguirlo."
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